¿Cuáles fueron los 3 deseos que Eleguá le concedió al herrero?
Este pataki donde interviene el orisha de los caminos Eleguá como mensajero de Olofi nace en el oddun Eyioko Eyilá (2-12), también conocido bajo el nombre de Oyekun Trupon, Oyekun Otrupon y Oyekun Batrupon.
Pataki: Los tres deseos del herrero.
Un herrero atravesaba una pésima situación y siempre le imploraba al Dios Olofin que lo ayudara.
Olofin escucha sus súplicas y manda a Elegguá para que le conceda tres deseos al herrero.
Elegguá llega donde está el herrero y le dice:
Estoy aquí por mandato de Olofin para concederte tres deseos.
El herrero al escuchar a Elegguá se queda petrificado sin saber que hacer porque no se lo esperaba. Al rato contesta:
Mi primer deseo:
En el patio de mi casa hay un árbol de cerezo y quiero que quién lo trepe no pueda bajar hasta que yo lo permita.
Mi segundo deseo:
Que quien entre en mi casa no pueda salir de ella.
El tercer deseo:
Que si se sientan en mi sillas o mesa no puedan pararse sin que yo lo consienta.
Eleguá concede el pedido como mensajero de Olofi:
Elegguá queda asombrado porque no le encontraba lógica a tales deseos, pero era lo que el herrero quería y dijo: To Iban Eshú.
Pasan los días y el hijo del Rey va a casa del herrero y antes de entrar le llama la atención el árbol del cerezo y como chiquillo al fin, trepa en el árbol.
El rey en su palacio estaba intranquilo porque pasaban las horas y su hijo no regresaba, entonces decide mandar a sus soldados a casa del herrero a ver que sucedía.
Los soldados del rey entraron a casa del herrero pero no pudieron salir, y quedaron atrapados adentro.
El rey desespera porque no tenía noticias de su hijo, pero tampoco de sus soldados, y decide personalmente ir a ver lo que sucedía.
El herrero con inteligencia gana el Gobierno y la Corona del Rey
El monarca entra a casa del herrero y para esperarle decide sentarse en una silla. En ese momento llega el herrero a su casa y el rey le pregunta:
¿Me puedes decir por qué mi hijo no puede bajarse del árbol del cerezo?
Mi rey es que solo se puede bajar con mi permiso y cómo ha cometido una falta necesito que me regale a cambio unas tierras fértiles- respondió el herrero.
Así será‐ responde el Rey.
Pregunta el Rey de nuevo al herrero: ¿Y por qué mis soldados no pueden salir de su casa?
Mi rey, sus soldados entraron a mi casa sin mi autorización y todo el que entre sin ella no puede salir, y por esa falta yo necesito que me ofrezca una fortuna respetable como la suya.
Así será‐ responde el Rey
En ese momento, al monarca solo le quedaba marcharse con su hijo y sus soldados, pero cuando fue a levantarse no pudo y le pregunta al herrero:
¿Qué sucede que no puedo levantarme de esta silla?
Y el herrero responde:
Mi Rey, usted está sentado en mi silla, para poder pararse debe ser con mi permiso, y como es una falta yo quiero su gobierno y corona.
Entonces desde el cielo se escucha una voz que dijo:
To Iban Eshú