Hacer Ebbó y cumplir las promesas a Eleguá: Dos lecciones de vida
Estos pataki nacen en el signo Okana Ojuani (1-11), oddun que también es conocido bajo los nombres de Okana Juani, Okana Marile u Okana Yabile.
Pataki: El vecino de Elegguá hizo ebbó para salvarse
El Orisha Elegguá vivía en lo último del pueblo y para poder entrar en su casa pasaba por un camino, el mismo estaba sembrado de maíz y maloja para el alimento del ganado.
Elegguá siempre tropezaba cuando iba hacia su casa porque la siembra era mucha, entonces iba por todo el camino malhumorado y murmurando entre dientes que debía mandar a buscar a Oggún para que arreglara aquel sendero.
Un día el dueño del campo sembrado de maíz fue donde el Awo y le salió el Oddun Okana Ojuani y le dice:
Tiene un vecino que está molesto con usted porque estorba el sembrado de maíz en el camino, aconseja Orunmila que haga el Ebbó indicado para su vecino y así usted no tenga problemas.
El hombre dueño del sembrado hizo el Ebbó y el Awo le aconseja que de su cosecha regalara siempre una parte al vecino. A partir de ese momento sus negocios comenzaron a prosperar.
Refrán del Oddun:
El machete viene y arranca la cabeza del maíz que lo desafíe.
Pataki del vendedor de cartuchos que olvidó su promesa a Eleguá:
Vivía en una tierra un vendedor de cartuchos que no vendía nada y su negocio cada día iba hacia atrás.
Este hombre se trasladaba de tierra en tierra para poder vender, y aun así le costaba mucho trabajo la venta de sus productos.
En el camino un día encontró a Elegguá y le comentó su desdicha, el orisha entonces hace un pacto con él. Dicho pacto consistía en que, si él lograba a partir de ese día incrementar sus ventas con el favor de Elegguá, este le daría de comer cada día al orisha.
Elegguá lo llevaba y guiaba por diferentes plazas y mercados, dándole a conocer a todos los habitantes la utilidad de los cartuchos.
El negocio del vendedor crecía cada día más, pero olvidó lo pactado con Elegguá.
Pasaba mucho tiempo y el vendedor seguía prosperando, pero un día todas las ventas comenzaron a bajar, la miseria lo visitó de nuevo y la salud cada día peor, pues no podía caminar.
Fue el vendedor donde el Awo de su tierra a consultarse y este le dijo:
Te llevarán a tu casa algo para tu perro, pero si está dentro de un cartucho cerrado no lo tomes.
Se fue a su casa y al poco rato le mandaron un cartucho cerrado y mandó al enviado a que pusiera a Elegguá lo que iba dentro de ese cartucho y así lo hizo el hombre. Y le dice:
Ahora te llevas el cartucho, lo llenas de agua y lo rompes frente a la puerta de la casa.
A partir de ese momento la prosperidad y la salud comenzaron a entrar en su casa y cumplía con Elegguá cada día ofreciéndole comida. Lo que traía dentro el cartucho le sirvió al orisha de los caminos como Addimú (ofrenda).