Olofin hace sacrificio con animales para el bien de toda la humanidad

Este pataki de la religión yoruba nace en el signo de Ifá Oshe Iroso (5‐4) y es donde Olofi pone a prueba a sus hijos y les da una gran lección de humildad.

Pataki donde Olofin fue juzgado por todos

Cuenta el pataki que Olofin siempre hacía grandes sacrificios en la puerta de su casa, por ello las aves de rapiña siempre veían sangre en la puerta de Olofin, y comenzaron a hablar mal de él por todos lados.

Poco a poco todos se reunieron en el pueblo y quedaron en un acuerdo, estaba prohibido ir a visitar a Olofin.

Para que su estrategia fuese firme buscaron muchas golosinas, y se fueron a una esquina donde vieron a Eshú y le ofrecieron todos los caramelos y le dijeron:

Eshú necesitamos que vayas a casa de Olofin y mires que es lo que hace ya que siempre en su puerta hay sangre.

Así, Eshú fue donde Olofin y vio que detrás de su puerta también había sangre.

Al instante fue a decírselo a las aves y ante la confirmación de Eshú estas continuaron hablando mucho peor de Olofin.

Olofi se prepara para enfrentar el mal

Olofin se da cuenta entonces de todo lo que estaba pasando y preparó detrás de su puerta un recipiente con agua de añil, miel y melado, 7 ruedas de maíz tierno y leche de chiva.

En la parte trasera de su puerta colgó también una cruz de palo de jibá (arbusto) que espanta toda la brujería.

Puso también una vela detrás de la puerta y sacrificó un animal.

Un día la paloma se dirigía a casa de Olofin, pero las aves de rapiña le obstaculizaron el paso y le dijeron:

No vayas a casa de Olofin porque está sacrificando animales y puede ser te sacrifique a ti.

Pero la paloma no hizo caso alguno y de todas formas se dirigió a casa de Olofin.

Al llegar a la puerta la paloma sin querer se manchó sus patas de rojo por la sangre que allí había.

Entonces le dice a Olofin que estaba allí para comentarle que muchas aves estaban diciendo que él sacrificaba animales convirtiéndose con esa acción en un criminal y como ella no lo podía creer fue a comprobarlo.

La paloma se convierte en la mensajera del Supremo

Olofin le explicó a la paloma que él hacía sacrificios para la salvación de todos ellos.

Y le dice a la paloma:

Por tú haberte manchado las patas de esa sangre de sacrificio vivirás en mi casa, tus patas serán rojas y serás mi mensajera mientras el mundo sea mundo.

Entonces Olofin le encargó a la paloma llevar a la esquina una cesta con los asheses de los animales sacrificados (ofrenda de las partes de los animales cocinadas) y dejarla allí.

Al instante todas las aves de rapiña fueron a comer y también Eshú.

Cuando todos terminaron de comer, la paloma les preguntó:

¿Quién les regaló tanta comida?
La encontramos aquí y no lo sabemos. Y tú ¿porque no comiste con nosotros? dijeron las aves
Yo ya he comido, y entonces ¿piensan aún lo mismo de Olofin? ‐preguntó la paloma
Seguimos pensando lo mismo, pero dinos que piensas tú, ya que fuiste donde Olofin ¿Qué crees de él ahora?
Les aclaro que Olofin no es un criminal, dijo la paloma, él sacrifica animales por nuestro bien para hacer Ebbó. Yo soy su mensajera desde hoy y ustedes acaban de comer los asheses de los animales que ha sacrificado Olofin.

Así comprendieron las aves que los sacrificios de Olofin eran por el bien de todos, de ellos y de la humanidad.