El Príncipe Eleguá y su sincretismo con Ánima Sola en la Santería
Elegguá también conocido como Eshú-Elegguá, es el dueño de los caminos y el destino y su nombre significa “el mensajero príncipe”. Es nuestra primera protección y el guerrero que nos guía por la vida y los caminos espirituales.
Es él ese Orisha que abre los caminos para continuar en la religión y protege el Ilé (hogar) de quien lo posee. En la naturaleza está simbolizado por las rocas.
Siempre se destaca entre sus principales méritos como deidad dentro de la Regla de la Ocha, que a Elegguá, los no iniciados o aleyos deben recibirlo o consagrarlo como primero, pues es uno de los guerreros del grupo de los Orisha Oddé junto a Osún, Oggún y Oshosi y el portero de la sabana y el monte.
Recibimos primero a estos guerreros para que nos protejan desde los primeros pasos en la religión y nos ayuden en el camino espiritual.
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El Ánima Sola en la Santería
Elegguá es una figura sumamente espiritual y misteriosa, a la que se le debe mucho respeto dentro de la religión santera y otros cultos que lo veneran.
Como parte del proceso de transculturación y sincretismo, el pequeño gigante de la Ocha se sincretizó con varias figuras del culto católico también asociados a la espiritualidad, a la protección y a la adivinación como fueron:
- San Antonio de Padua
- Ánima Sola
- Santo Niño de Atocha
Elegguá y Ánima Sola, la leyenda del alma en el purgatorio
Varios caminos de Elegguá, como Alona, Lagguama, Echu Bi, Baralanube, son semejantes a la leyenda católica de Ánima Sola, sobre las almas que están ardiendo en el Purgatorio y no tienen a nadie que rece por su salvación.
Elegguá Alona, por ejemplo, es misterioso y castiga con el fuego y tiene un trato continuo con los muertos y Elegguá Lagguama es el que está en todas partes, mientras que Baralanube es un Echu solitario y temible que también recurre al fuego y trabaja con el alba y con las estrellas (irawó).
- Muchos indican que esa sincretización con Elegguá se supone debido al perfil ambiguo de ambas figuras espirituales.
Ánima Sola necesita ayuda y se dice que para conseguirla atormenta a los mortales y les exige que recen por ella. Igualmente, la pareja Eshú-Elegguá es capaz de hacer maldades sin llegar a identificarse absolutamente con el Mal.
¿Quién es Ánima Sola? La que cumple lo que se le pide
La imagen de Ánima Sola encarna a la joven judía llamada Celestina Abdégano, que pertenecía a las mujeres piadosas que asistían a los condenados. Pero el día en que murió Jesucristo, ella fue con un cántaro de agua para darles de beber a los que agonizaban en las cruces.
Le dio de beber a Dimas y Gestas, los dos ladrones que estaban a ambos lados de Cristo, pero se dice que, por miedo a los guardias, no le dio de beber a Jesús y por ello fue condenada a sufrir la sed y el calor constante de las llamas del Purgatorio hasta el fin del mundo.
Por ello, algunos devotos le rezan y encienden lámparas en su honor para disminuir sus penas en el Purgatorio y la recuerdan.
La imagen de Ánima Sola también se venera en el espiritismo como ‘alma solitaria’ o ‘espíritu abandonado’.
Es un alma triste muy relacionada por ello a los desamores y aquellos seres que se aman y no se corresponden.
Su nombre se invoca principalmente para hacer amarres amorosos, aunque también se le reza para hacer mal, destruir, dominar, desesperar y enviar el daño a otras personas, incluso para recuperar lo perdido.