Eleguá y Obatalá Ogunda Odi
Eleguá

Siguiendo la palabra de Ifá, Eleguá logró complacer el pedido de Obatalá

En este pataki yoruba que nace en Ogunda Odi (3-7) es donde Eleguá se gana la protección y confianza del padre blanco Obatalá.

Pataki donde Obatalá estaba descontento con su casa y solo Eleguá pudo cumplirle

Por esos tiempos Obbatalá vivía muy descontento en tierras Guere Guere, porque no tenía la casa que le gustaba y deseaba para sus hijos.

Todos los que construían por aquellas tierras le habían trabajado en su casa, pero nunca estaba satisfecho con sus trabajos y antes o después de culminadas las desbarataba.

Nadie quería comenzar a construir una casa a Obbatalá porque ya conocían su carácter violento cuando no le gustaba el resultado de su morada.

En ese tiempo Elegguá tenía un negocio en las canteras de piedra, pero necesitaba dinero y por ello decide construir la casa de Obbatalá.

Eleguá decide consultar la palabra de Ifá al pie de Orula

Conociendo su carácter y sus formas decide ir primero donde Orunmila a consultarse, para que Ifá lo aconsejara sobre la nueva empresa que iba a emprender.

El adivino lo consulta y sale el Oddun de Oggunda Oddi, entonces Orunmila le dice a Elegguá:

Antes que nada, debes hacer Ebbó con todos los materiales que vas a necesitar para construir la casa, además, a medida que vayas construyendo irás tapando con Asho Fun Fun (tela blanca) y pones a tus hijos a cuidar los cuatro puntos cardinales de la casa.

Elegguá hace Ebbó con todos los materiales de construcción como le dijo Orula y comienza a construir en casa de Obbatalá, y cada vez que terminaba una parte la cubría con Asho Fun Fun y Ou (algodón).

Cada día Obbatalá iba a revisar la casa pero veía todo cubierto y Elegguá le brindaba Eyele Fun Fun (paloma blanca).

Entonces se marchaba Obbatalá muy contento y nunca se oponía a que la obra continuase de la mano de Eleguá.

Haciendo el Ebbó marcado por Ifá Obatalá quedó agradecido

Al fin Elegguá termina la casa y fue a consultarse nuevamente con Orunmila y este le dijo:

Recoges todo lo del Ebbó y lo entierras, después riega en esa casa mucha cascarilla y manteca de cacao para que Obbatalá esté bien feliz.

Al otro día llega Obbatalá y al ver toda su casa cubierta de Efun y Ori abraza muy fuerte a Elegguá y dijo:

De ahora en adelante siempre se deberá contar contigo para hacer las casas de mis hijos en la tierra. Y te ofrezco Iré Ayé Umbo (suerte de dinero) para que vivas en prosperidad.

Desde aquel entonces Elegguá vivió en abundancia gracias al gran consejo y apoyo de Orunmila y la gratitud del padre Obbatalá.

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