Eshú Eleguá
Eleguá

¿Qué representa la unión de Eshú-Eleguá en la Religión Yoruba?

Eleguá abre y cierra las puertas de los caminos, posee la llave del destino y es el mensajero de las deidades del panteón yoruba.

Orisha de gran poder, que lleva nuestro pensamiento y deseos a las demás deidades, el que tiene preferencia para recibir primero atención y saludos en la Osha.

Pero también es ese niño revoltoso que hace recaer sus culpas en los demás.

Se dice que cuando hay problemas en las casas, es culpa de Eshú, que es malévolo por naturaleza y goza apartando a los que se quieren bien y creando dificultades.

Y es Eshú quien rige las manifestaciones de lo malévolo y trae desgracias cuando no estamos en sintonía o balance con lo que nos rodea, en ese eterno equilibrio que demanda el universo a los hombres en la tierra.

No obstante, ambas deidades se complementan y equilibran el bien y el mal, como mismo no hay luz sin oscuridad, o agua sin fuego, no hay Eshú sin Eleguá.

Contrario a lo que se puede creer luego de relacionar a Eshú como ente malévolo, recibir a Eshú como deidad permite canalizar la energía necesaria para mantener el balance entre lo positivo y lo negativo tanto a nivel religioso como espiritual.

Eshú: el que se divierte haciendo travesuras

Eshu Alawana

En la religión yoruba se dice que cuando un hogar está protegido y en calma, es porque lo habita Eleguá y cuando tiene problemas y riñas, es que ha entrado Eshú.

No obstante, Eshú no es considerado malo ni bueno, sino neutral. La pareja Eshú-Eleguá es sinónimo de equilibrio, el constante movimiento que fluye como energía.

Historia de cómo Eshú provoca riñas y problemas:

Cuentan numerosos patakíes yorubas que Eshú se la pasa haciendo trampas y engaña a los Orishas y hombres.

Uno de ellos dice que había dos amigos que se querían mucho y juraban que nada podría separarlos, así de fuerte era su amistad.

Pero un día los escuchó Eshú y dijo:

«Hoy ustedes se van a pelear».

Y decidió llevar a cabo una de sus travesuras en aras de buscar pelea entre los amigos.

Así, Eshú tomó un gorro, pintó un lado de negro y el otro de rojo, se lo puso en la cabeza y pasó por el sitio donde se hallaban los hombres, llamando la atención con muecas y murumacas.

  • Uno de ellos dijo:

«¿Viste a ese hombre con el gorro negro?».

  • A lo que el otro amigo contestó:

«¡Que va, chico, el gorro era rojo!».

Así discutieron y discutieron hasta que se fueron a las manos, todo por una treta de Elegua-Eshu que quiso demostrar el balance propio que existe en una amistad.

Eshu-Eleguá: la unión que brinda equilibrio en la tierra

Fuera de la religión incluso se ha llegado a considerar a Eshú como entidad o ser con semejante maldad a la del diablo, debido a que suele tentar a los hombres.

Pero dentro de la religión yoruba se desmiente esta afirmación, pues debemos saber que Eshú resulta igualmente una fuerza protectora y benéfica de suma eficacia, capaz de brindar mucho crecimiento espiritual y equilibrio en la vida de los hombres.

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