Pataki Eleguá Okana Tura
Eleguá

Pataki: ¿Cómo Orula marca Ebbó a la boca y Eleguá salva a la Reina?

En este pataki de Okana Tura (1-16) también conocido como Okana Otura u Okana Turale, es donde Orunmila manda a hacer Ebbó a la boca, la comida y a las nalgas.

En este odun también nace:

  • La separación del Sol y la Tierra.
  • La ceremonia del Mamuraye.
  • Es donde Oduduwá maldice la comida, por eso entra con buen olor y sale con mal olor.
  • En este Oddun el Awó no debe andar con afeminados para que no lo clasifiquen como tal.
  • Aquí la pólvora salva pero la pólvora mata.
  • La gallina ve el maíz y va enseguida a comerlo.

Pataki de la reina gorda que es salvada por Orula, Eleguá y Oyá:

Había una reina que le encantaban las fiestas, pero tenía un gran complejo porque era muy gorda y como se sentía tan fea con su figura no quería presentarse a los bailes que celebraban.

Un buen día llama a todos los sabios de su gran corte y les plantea su situación para ver si ellos pueden resolverle tal problema.

La solución que hallaron aquellos sabios fue mandar a hacerle un corpiño muy ajustado que recogiera toda la masa sobrante de su cuerpo.

Cuando estuvo el corpiño metieron a la reina dentro de él y algo de forma obtuvieron de resultado.

La reina soportó unos días, pero no tantos, porque aquel invento del corpiño le resultaba bastante incómodo y ni respirar podía.

La reina consulta al adivino Orula y hace «ebbó»

Se sentía tan mal que decidió llamar a Orunmila el gran adivino, que, aunque no lo conocía, todos hablaban de sus milagros y curaciones.

Orunmila se presenta en su corte y le sale Okana Tura. Este le dice que toda su afección estaba en su organismo producto del descontrol y debía de regularizarlo.

Entonces Orunmila le manda a hacer Ebbó y le dice que Elegguá y Oyá le resolverían su gran problema.

Elegguá y Oyá salvan a la reina

La reina hace Ebbó y lo lleva al monte depositándolo al pie de un árbol de caimito y reza:

Ebbo Misi Omi Bona a la Ayapa

Así fue como después del Ebbó comenzó a bajar de peso y volverse una mujer apuesta y hermosa.

Y por haberla salvado le da gracias a Orunmila el adivino, Eleguá el dueño de los caminos y a Oyá la diosa de la centella. 

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